«El cuento de los monos y la Bolsa»
Una vez llegó a un pueblo de la selva un señor muy bien vestido, se instaló en el único hotel que había y puso un aviso en la última página del periódico local, diciendo que estaba dispuesto a comprar cada mono que le trajeran por 10$.
Ante la falta de recursos de la población, los campesinos sabiendo que la selva estaba llena de monos salieron corriendo a cazarlos.
El hombre compró, como había prometido en el anuncio, los cientos de monos que le trajeron a 10$ cada uno sin rechistar.
Pero, como ya quedaban muy pocos monos en la selva, y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron el interés por la caza de estos.
Entonces el hombre ofreció 20$ por cada mono y los campesinos corrieron otra vez a la selva.
Nuevamente fueron mermando los monos y el hombre elevó la oferta a 25$ y los campesinos volvieron a la selva, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.
Llegado a este punto, el hombre ofreció 50$ por cada mono, pero tenía negocios que atender fuera en la ciudad y, dejó a cargo del negocio a su ayudante en la compra de los monos.
Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles: “Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección. Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por 35$ cada uno y cuando mi jefe regrese de la ciudad, se los venden por 50$”.
¡¡¡ Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula y esperaron el regreso del jefe !!!
Desde ese día no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida.
Moraleja
“Si en el mercado hay más tontos que papel, la bolsa sube. Si hay más papel que tontos, la bolsa baja”, André Kostolany.
“Cómo funciona la economía”.
Estamos en el mes de agosto en una pequeña ciudad de la costa, en plena temporada, cuando inesperadamente cae una lluvia torrencial por lo que hace varios días la ciudad parece desierta.
Hace tiempo que la crisis viene azotando este lugar, todos los habitantes tienen deudas y viven a base de créditos.
Por fortuna, llega un ruso mafioso forrado de “plata” y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide una habitación. Pone un billete de 100 euros en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones.
El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.
Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.
El criador de cerdos sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.
El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.
La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.
En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va.
Nadie ha ganado un euro, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas pendientes y mira el futuro… ¡¡¡ con confianza !!!
Moraleja: “Si el dinero circula se acaba la crisis” o
“El que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre”, Benjamin Franklin.
“El economista y el pescador”,
Un economista que se encontraba de vacaciones, estaba en el muelle de un pueblecito costero cuando llegó un pequeño bote con un solo pescador. Dentro del pequeño barco había varios atunes amarillos de buen tamaño.
El economista se dirigió al pescador elogiándolo por la calidad del pescado y a su vez, le preguntó cuánto tiempo la había llevado pescarlos.
El pescador respondió que solo un poco de tiempo. El economista –asombrado- le preguntó: ¿Por qué no permanecía más tiempo en la mar y sacaba más pescado?
El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades básicas de su familia. El economista posteriormente le volvió a preguntar: ¿Pero qué hace usted con el resto de tiempo libre? El pescador dijo, “duermo tranquilo, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, María, subo todas las noches al pueblo donde como y además toco la guitarra con mis amigos. Tengo una vida feliz y ocupada”.
El economista replicó, “Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos el bote más grande podrías comprar varios botes, afortunadamente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador e incluso abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pueblo e irte a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y posiblemente a Nueva York, desde donde manejarías tu empresa en expansión”.
El pescador preguntó, “Pero… ¿Cuánto tiempo tarda todo eso?”
A lo cual respondió el economista, “Entre 15 ó 20 años”.
“¿Y luego qué? El economista se rió y dijo que esa era la mejor parte.
Cuando llegue la hora deberías anunciar una OPI –Oferta inicial de acciones– y vender las acciones de tu empresa al público. “Te volverás rico, tendrás millones y millones… ¿y luego qué? Dijo el pescador,”Luego te puedes retirar”. “Te mueves a un pueblecito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer la siesta con tu mujer, subir todas las noches al pueblo donde comas y toques la guitarra con tus amigos”.
El pescador le miró fijamente y le respondió… ¿Acaso todo eso no es lo que tengo ya?
“El ser humano no es totalmente culpable puesto que no ha empezado la historia, ni tampoco totalmente inocente puesto que la continúa”.